jueves, 25 de noviembre de 2010

La Marbella del Atlántico

B.IRU PÉREZ. Lanzarote viene siendo desde hace décadas un paraíso de sol y playas donde recalan cientos de miles de turistas cada año, algo que ha implicado que las instalaciones hoteleras y de alojamiento turístico se hayan multiplicado desbocadamente desde que, en los años 60, este se convirtiera en el sector más importante de la economía española. Actualmente en Lanzarote hay más de 60.000 plazas turísticas en más de 300 instalaciones, según datos del cabildo. Unas cifras desmesuradas que han provocado la aparición, como es habitual en estos casos, de un huésped no invitado, la corrupción.

Desde que se iniciara el crecimiento turístico se han ido sucediendo en la isla una serie de irregularidades urbanísticas que han desembocado en un nuevo fenómeno creciente, el de las intervenciones policiales. El 19 de Abril de este mismo año se iniciaban las primeras detenciones por la llamada Operación Unión, que investiga los presuntos casos de corrupción en políticos de la isla, y tras apenas siete meses, en los que las intervenciones se han sucedido, los detenidos ascienden a más de 50 tras las detenciones ayer de 4 miembros  más de la política isleña.

Guardia civil frente al cabildo insular.  
Foto diariodelanzarote.com
La operación unión ha puesto a Lanzarote en el punto de mira ,cambiando la imagen mediática de la isla, ha traído al frente la suciedad política de sus instituciones y ha dejado atrás las imágenes paradisiacas. Además, desde que empezaran a brotar los casos de corrupción y las intervenciones judiciales, con su correspondiente paro y abandono de las obras de instalaciones hoteleras, el paisaje de Lanzarote se ha llenado de bloques grises, de manchas de hormigón que interrumpen las postales y aterrorizan al visitante.

En una isla donde las plazas de hospedaje podrían albergar a casi la mitad sus habitantes comienza a surgir la preocupación, empieza la duda sobre si una sobreexplotación podría arruinar uno de los principales motores del turismo español. Y es que lo que comenzó siendo un reclamo turístico empieza a vislumbrarse como un arma que puede arremeter contra el número de visitantes. En el conjunto de tópicos que crea la sociedad Marbella se dejó de conocer por sus reclamos turísticos y pasó a ser ejemplo de corrupción, flaco favor le harían los culpables de esta trama a Lanzarote convirtiéndola en la Marbella del Atlántico.

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