Vistas de Montaña clara desde el norte de La Graciosa |
Lanzarote es un ejemplo de la
masificación turística que ha vivido el archipiélago canario en las últimas
décadas, sin embargo, el polo opuesto a los grandes complejos hoteleros y a las multitudes habita a menos de un
kilometro de la isla de los volcanes. La Graciosa, isla dependiente
administrativamente del ayuntamiento de Teguise, se encuentra a tan solo 20 minutos en
barco del norte lanzaroteño y aparece como un paraíso para el amante de la
tranquilidad. Un pequeño islote casi virgen que hará las delicias del que quiera
alejarse de las zonas turísticas y disfrutar la verdadera esencia de la playa.
A la llegada a Caleta de Sebo, única
población de graciosera y con alrededor de 600 habitantes, desaparece el ruido
a motor, y es que los únicos automóviles a los que se permite recorrer sus
calles de arena es a unos pocos todoterreno que hacen la labor de transporte
turístico. Desaparece el sonido a turismo desbocado, apenas dos docenas de
apartamentos, una pequeña pensión y un camping es todo lo que encontrará el
visitante para alojarse, provocando esto que no se encuentre en la isla una sola
playa superpoblada.
Playa del salado, al sur, con la marea llena |
En definitiva, La Graciosa emerge
como la escapatoria perfecta a la playa conocida, a no tener sitio para tener
la toalla. No encontraremos más establecimientos que varios restaurantes, un
pequeño supermercado y una “minidiscoteca”, sin embargo la oferta de ocio para
aquel que no necesite de las aglomeraciones es igual de amplia que en una gran
urbe. Desde la paz de sus playas hasta el submarinismo, el piragüismo o cualquier
tipo de recreación acuática, teniendo siempre Lanzarote a 20 minutos La
Graciosa se presta más que a ser visitada, a ser descubierta.
Vistas del litoral oeste de la Isla y la playa de las conchas |
Fotos: B.Iru Pérez
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